5.4.13
hace 20 años
Perdí amigos, energía y el habla; no fue siquiera fugaz la alegría.
Perdí el camino, al guía y dejé que marchitara mi fe desde aquel día.
Mi abuela se fue con el invierno más frío, olvidando lo que siempre le decía y lo que nunca le confesé: que la quería.
Me acuesto y siento que cada día malgasto mi vida. ¿Qué esperas de mí?,¿qué diablos deseas?.
No me oyes: ¿Cuándo labraras tus surcos en mi alma?
¿Por qué me empujas a ti y te rechazo?
¿Por qué te pierdo en los actos externos y no te hallo aquí adentro?
¿Me hablas?
no escucho.
¿Me llamas?
lo ignoro.
Será que en vez de corazón me pusiste una piedra, o quizás no haya respuesta.
Me iré y presiento que conmigo no se perderá nada.
(abril de 1993)