11.4.13

Cómo el agua emerge en el arroyo, he vuelto a degustar el dulzor de la vida.

No he olvidado el pasado, he pretendido tan sólo acercarme hasta el valle y regocijarme en la hierba; pisar la tierra de aquellos hombres a los que canta la leyenda.

No he visto a nadie, no he malgastado un segundo al hablarte porque te quiero y sé que te refugias en mi pensamiento.

Correteo entre los árboles y te beso para evitar gritar y no poder escuchar el eco.

Ha pasado mucho tiempo pero hoy he vuelto.

(03/08/93)

5.4.13

hace 20 años



Perdí amigos, energía y el habla; no fue siquiera fugaz la alegría.

Perdí el camino, al guía y dejé que marchitara mi fe desde aquel día.

Mi abuela se fue con el invierno más frío, olvidando lo que siempre le decía y lo que nunca le confesé: que la quería.

Me acuesto y siento que cada día malgasto mi vida. ¿Qué esperas de mí?,¿qué diablos deseas?.

No me oyes: ¿Cuándo labraras tus surcos en mi alma?

¿Por qué me empujas a ti y te rechazo?

¿Por qué te pierdo en los actos externos y no te hallo aquí adentro?

¿Me hablas?

no escucho.

¿Me llamas?

lo ignoro.

Será que en vez de corazón me pusiste una piedra, o quizás no haya respuesta.

Me iré y presiento que conmigo no se perderá nada.

(abril de 1993)

22.3.13

mi largo y cálido verano ... del 91



Creí tocar el sol con los dedos, el calor del fuego se hacía latente en todo mi cuerpo. Al poco comprendí que me hallaba en el infierno.


En escasas semanas pasé, de una alegría radiante, de un desenfreno total a la más pura desesperación y tristeza.

Nunca imaginé lo que puede cambiar la vida de una persona un error cometido a ciegas.

Si hubiera estado atento, si me hubiera preocupado de mí y dejado a un lado a los demás; si ese día no hubiera salido de casa ningún remordimiento golpearía mi cabeza como un músico golpea su tambor marcando el ritmo, el ritmo de la vida.

No sé si algún día me llegará a perdonar, de lo que estoy completamente seguro es que nunca me olvidará; he dejado en él una huella imborrable.

Intento trepar por las paredes, dejar atrás el calor de este fuego que me abrasa, . . . tal vez algún día logre salir de este infierno.

16.11.12

Andrea y las linternas


Desde muy pequeño Andrea había tenido miedo a la oscuridad.

Cada noche, desde los tres a los siete años, su madre dejaba encendida la lamparilla con dibujos de elefantes azules y tigres de bengala verdes que se hallaba en la mesita de noche al lado derecho de la cabecera.

Cuando cumplió los siete años su padre le hizo el peor regalo de cumpleaños que nunca hubiera podido imaginar.

En la cena, después que soplar las siete velas y desear con los ojos bien apretados, que la felicidad que sentía en esos momentos durase para siempre, su padre se pronunció:

- Andrea, hoy ya eres un niño grande, a partir de esta noche se ha acabado dormir con la luz encendida.

Ni esa noche, ni durante algo más de una semana, pudo pegar ojo hasta que su madre, de escondidas, le entregó una pequeña linterna.

- Querido hijo mío, perdona a tu padre, te quiere y por eso hace lo que cree que es mejor para ti – dijo con los ojos nublados por las lágrimas contenidas – a partir de ahora, por las noches, cuando tu padre y yo ya estemos durmiendo, puedes encender esta linterna procurando que la luz no salga de tu habitación.

Desde entonces cada año recibía en secreto de su madre una linterna como regalo de cumpleaños.

Andrea aprendió que las noches no son solo para dormir.

Escondido entre sábanas, mantas, colchas y con ayuda de sus linternas, era posible leer tebeos, novelas, dibujar, pintar estrellas, o incluso escribir cartas de amor, la mayoría de las cuáles nunca llegaban a su destino.

Fue en uno de los campamentos escolares que olvidó la colección de linternas que había ido acumulando en el fondo del cajón de la cómoda de su habitación.

Las primeras noches se dormía después de mantener horas y horas de conversación con los compañeros.

Conversaciones que alargaba únicamente para que el sueño venciera su miedo a la oscuridad.

El problema venía cuando, en mitad de la noche, se tenía que levantar y recorrer el largo pasillo que separa su habitación de los urinarios.

Quiso entender que jamás podría prescindir de la luz y la tranquilidad que las linternas le proporcionaban.

Cuando regresó a casa empezó a comprar sus propias linternas.

Cada vez era más exigente con la luz que desprendían.

Unas no hacían la suficiente, otras deslumbraban, algunas tenían un tono anaranjado que lo inquietaba, otras eran de un azulado demasiado gélido …

Un día entre los miles de objetos que se apelotonaban en una parada del rastrillo encontró la linterna de su vida.

Estaba evidentemente usada, algo estropeada, diría que incluso más vieja que antigua.

Probó a ver si funcionaba y al pulsar el botón de encendido,

- ¡Es perfecta! – exclamó – es justo la luz que siempre he estado buscando.

La adquirió y se la llevó a casa, pero el miedo a que esa luz se apagase, que la linterna se estropease, le hizo primero reservarla para esos momentos en que el miedo era mas intenso e insoportable, para luego dejarla como un objeto más de la decoración de su habitación, en el lugar lo más cercano posible a su vista.

Las nuevas linternas que adquiría le servían para hacer más cómoda la noche.

Tener siempre a la vista la linterna de su vida era lo que le proporcionaba la tranquilidad suficiente para hacer frente a nuevos amaneceres.

Pensaba que si durante la noche habia sido posible contemplar una luz tan bella como la que recordaba de su linterna nada debía temer en su día a día.

Así pasaron los días, los meses e incluso diría que los años.

Una noche Andrea se despertó sobresaltado.

El miedo se había apoderado de él una manera cómo nunca antes había experimentado.

Corrió a encender todas las linternas que iba encontrando.

Las que guardaba en la mesita de noche, las del cajón del salón, la de la cocina e incluso la que reservaba al lado del cuadro eléctrico por si se iba la luz.

Ninguna de ellas, ni por si solas, ni encendidas a la vez, lograron calmar lo más mínimo sus temores, que esta vez iban mucho mas allá del miedo a la oscuridad.

Respiró profundamente, se dirigió de nuevo a su habitación, tomó con extremo cuidado la linterna que con tanto recelo había guardado y después de acariciarla, como si del más preciado de sus recuerdos se tratase, dio al botón de encendido.

- Ella no puede fallarme. Nunca lo ha hecho – pensó

Pero esta vez la linterna no emitió el más mínimo destello.

- No puede ser – se dijo entre sollozos mientras golpeaba la linterna – no puede ser ¡tú eres mi linterna!, ¡tú eres mi luz!, ¡te necesito!

Con uno de los golpes la linterna calló al suelo soltando la tapa que protegía el orificio por donde se insertan las pilas.

- Deben estar agotadas. No pasa nada, pondré unas nuevas y seguro que funciona – se decía para vencer su desconsuelo.

Fue cuando al sustituir las pilas comprobó que el líquido que desprenden las baterías por la falta de uso había estropeado definitivamente la maquinaria y comprendió que a partir de ese momento, o se conformaba con la luz de las otras linternas, o debía aprender a convivir con la oscuridad.

9.8.12

mujeres y hombres y deficiencias


o cuando la vida es un reality..


El mun__
              do se
                        desmoro__
                                         na


Los edificios                                 no son sólidos
                    caen si los cimientos

Todo
es
fachada

La gente vive la vida de otros y pretenden hacer de su entorno un plató de Gran Hermano.

Buscan amor jugando a   Mujeres y Hombres y Viceversa, nos etiquetan como tronistas o candidatos.

Cuando se creen enamorados se intercambian canciones que otro - con la sensibilidad que a ellos les falta -compusieron.

Se divierten y aman como los personajes de sus series preferidas.

Unos quieren ser Mónica y Chandler, otros Justin y Brian.


"Todo es postizo,
                      todo es dado,
                                      todo es buscado y encontrado"

                                                                                               *Nada es sincero,
                                                               nada merece esfuerzos,
nada necesita ser cuidado cuando se obtiene*

Todo es perecedero, todo es residuo.

Nada ni nadie es reutilizable, todo es desechable.

El mundo es un vertedero de escombros.

… … …

Nuestro hogar está hecho de complicidad y honestidad, de besos, abrazos y de tu infinita paciencia.

Nuestra casa tiene siempre las puertas y ventanas abiertas de par en par para compartir verdad con la gente y airear nuestras mentes.

Cuando salgo a pasear por la ciudad a veces me ciega su luz y sus colores.

La belleza artificial es tentadora.

Es cuando estoy contigo que veo claro.

Es cuando estoy contigo que me encuentro.


A Erik


3.8.12

Epístolas R. ( 8 ) : El Sátiro


He tardado casi tres meses en continuar un correo que creo que bauticé como Reflejos en un ojo dorado.


Durante un tiempo esperaba no tener que llegar a poner por escrito lo que si quieres vas a leer a continuación.

Nunca he sabido si has llegado a entender lo que pretendía decirte cuando te relaté mi para nada interesante recorrido vital en El río de la vida y Reflejos en un ojo dorado.

Preveo que no me será del todo grato revivir ciertos aspectos de mi vida de los que no me siento especialmente orgulloso y menos compartirlos con alguien que dice que no sé gusta como es, que necesita cambiar urgentemente aspectos de su vida y que se excusa en falta de tiempo y fuerzas, a la vez que se niega el afecto que le tengo, no sé si porqué no se siente merecedor de él o porqué simplemente no le es grato el remitente.

Hasta ahora te había contado quién soy: una mezcla de mi esencia y el entorno con el que crecí, me formé y en el que vivo, cómo soy: lo que unos llaman un promiscuo y otros se atreven a calificar cómo hipersexual o un sátiro, pero a la vez alguien que espera no dejar nunca de evolucionar y mejorar a base de esfuerzo, autocontrol y autoconocimiento, de lo que no soy o fui capaz de hacer: el soy se refería evidentemente a la monogamia sexual y el fui se refería a amar a personas que se lo merecían por mi inmadurez.

Mantengo la esperanza que no mentiste cuando dijiste que te había ayudado, en todo caso si ha existido error en la interpretación de mis palabras asumo la culpa por no haber llegado nunca a contarte lo realmente importante: lo que he sido capaz de hacer.

La promiscuidad no me produjo nunca sentimiento de culpa, ni supuso para mi ningún malestar, por lo menos hasta que fui consciente que en períodos determinados de mi vida y de forma intermitente el sexo me estaba impidiendo un adecuado comportamiento social y laboral.

Sirva de ejemplo que hará algo menos de diez años un día, después de comer y antes de volver al trabajo, me fui a una zona de cruising de la que era habitual y tuve un polvo estupendo con un tío cañón. Se me hizo tarde y mientras iba contentísimo, pero a la vez rapidísimo para recuperar tiempo, tuve un accidente de coche que no llegó a ser nada para lo que podría haber sido.

No era la primera vez que me escapaba en horas de trabajo para tener sexo, ya lo había hecho de estudiante en la universidad y no me parecía nada malo.

Tampoco era la primera vez que era consciente que había invertido mucho más tiempo en buscar y tener encuentros sexuales que en cultivar y cuidar mis amistades o mis inquietudes culturales, y ya no digamos las relaciones sentimentales, aunque esto último ya lo había ido corrigiendo con el paso de los años.

Evidentemente esa tarde no pude ir al trabajo y durante los interminables segundos que estuve dando vueltas con el coche con el airbag disparado, las cintas de cassette, chaleco, bombillas de repuesto y demás enseres cayéndome encima, me prometí que el sexo no iba a dominar más mi vida y pensé el poco sentido que hubiera tenido mi existencia de haber acabado en aquel momento.

Por mi experiencia previa ya sabia que los períodos en los que afectiva y anímicamente me sentía mejor y más realizado, eran en los que menos buscaba sexo compulsivamente.

Y es que existe una diferencia enorme entre buscar sexo para satisfacer unas necesidades fisiológicas del todo sanas y naturales o incluso por puro placer corporal o diversión, a buscar continuamente la autorrealización a través del sexo con otros intentando cubrir carencias emocionales y afectivas.

Fue entonces cuando empecé a compartir experiencias con gente que había pasado por circunstancias similares y cuando supe lo que es la hipersexualidad, la adicción al sexo, la andromanía o la satiriasis, con sus diferentes matices.

Des de entonces me ponen alerta frases del tipo: “Nunca me he sentido querido por mi padre o por mi madre” “Mis padres quieren a todo el mundo menos a mi“ “Me siento o me he sentido profundamente solo” ”Tengo ganas de querer pero tengo miedo a soltarme” “No tengo experiencia de ser amado o respetado” “Nuca creí que hubiera alguien que de verdad me quisiera” “No merezco que me quieran o no soy digno de ser amado” “Necesito estar haciendo muchas cosas al mismo tiempo, tener la mente ocupada continuamente” “Soy muy impulsivo” “Tengo cambios bruscos de humor” …

Con ello no quiero decir que quien diga o haya experimentado alguna o todas estas sensaciones necesariamente acabe usando inadecuadamente el sexo y deba con urgencia aprender a amar, pero si suelen ser expresiones comunes en gente con baja autoestima y susceptible de caer en algún tipo de adición, siendo la mas fácil y tentadora en el mundo homosexual la referente al sexo, ya que no solo aceptamos y consideramos normal la promiscuidad, sino que muchas veces ensalzamos al individuo que más relaciones consigue aunque se trate de un ser amoral.

Después de esta autocrítica que no sé si era necesaria o no pero que ahí la dejo, no quiero que interpretes que rechazo el sexo por el sexo, el placer por el placer, pues ya sabes que justamente es todo lo contrario: soy partidario de todo lo que haga a una persona más feliz, más equilibrada, más realizada y más libre.

El sexo nos proporciona un montón de buenas sensaciones y es estupendo si se usa adecuadamente, pero nos hace esclavos cuando lo usamos, por ejemplo, para calmar una profunda soledad, compensar la falta de cariño, suavizar cualquier tipo de ansiedad, mitigar con la cantidad el vacío que nos puede producir la baja calidad de nuestras relaciones o, como me ha pasado a mi más recientemente, para sentir que aún eres apetecible a pesar de la edad.

He conocido mucha gente, conforme avanzan en edad y fracasan en relaciones sentimentales se va incrementando el número, con verdaderos problemas a causa del mal uso del sexo y de la confusión o no comprensión de lo que es y donde hay o no amor.

No soy ni mejor ni peor que cualquiera y menos a aún soy nadie para juzgar la forma de vivir, sentir y amar de los demás. De hecho hay tantas formas de amar como personas hay para ser amadas, solo es cuestión de estar dispuesto a darlo.

Como te he dicho yo mismo he sido, y puedo volver a serlo en cualquier momento, de los que han experimentado, de una manera mas o menos regular, la confusión y a veces el malestar que genera el superar las carencias internas a base de sexo.

Con frecuencia he usado frases del tipo: me siento mejor cuando tengo que cuando no tengo, tengo menos agobio interno, me pone de mejor humor, no hago daño a nadie ya que es de mutua voluntad … pero si te fijas todas estas expresiones las podemos aplicar cuando tomamos alcohol, cuando fumamos, cuando tomamos farla, cuando comemos aquel plato hipercalorico que tanto nos gusta … y ciertamente no es nada malo, siempre que con el tiempo uno no se vuelva alcohólico, esclavo del tabaco, drogadicto o sufra algún trastorno alimenticio.

Llegado a este punto, no sé realmente porqué te estoy contando todo esto, no soy ningún experto en el tema y ni tan solo sé si te puede generar el mínimo interés … será que a pesar de intentar superar mi adicción a enviar-te escritos soporíferos, he vuelto a caer en la tentación, y es que el ser humano es débil por naturaleza y es el entorno lo que nos hace volvernos fuertes y sobrevivir, o nos acaba consumiendo.

No sé si lo que he escrito es adecuado para que lo lea un “niñato gilipollas” como tu (así te autocalificaste, yo me reservo mi opinión), tengo exactamente las mismas dudas que en los anteriores correos con título que te envié.

Si finalmente te acabo enviando este (que seguro lo haré) y si lo acabas leyendo (sé que lo harás), será porqué no hace demasiado me dijiste que te había ayudado más de lo que podía imaginar.

Claro que también me dijiste en el mismo momento que me querías muchísimo y ayer me dijiste que no entendías porqué te quería yo.

Me he quedado tantas veces sin tu respuesta a tantas cosas y he tenido que usar contigo tantas veces la intuición (como debes haber comprobado no es una de mis pocas cualidades), que esta vez voy a ser yo quien no te responda, solo te diré que la respuesta es muy sencilla, y que a pesar que consideres a los seres humanos complicados, en el fondo no lo somos tanto.

Sabiendo que cuando llegase el momento adecuado para que te pudiera decir todo lo que he escrito (han de pasar unos cuantos años, supongo) ya nos habremos perdido la pista (uno no puede estar llamando siempre a la puerta de quien no quiere abrirle) no podía dejar de enviarte incluso las Cosas que no hubiese querido decirte.

Ahora debería poner te quiero o algo similar, no lo haré, dejaré que rellenes este espacio con lo que quieras ______________________ R.

Enviado 27/12/2011

Epístolas R. ( 7 ) : Martín (Hache)


Fui a ver Martín (Hache) de Adolfo Aristarain al cine cuando hacía el servicio militar en Ibiza hace catorce años.


Hay películas que te emocionan, que te hacen reír o llorar.

Las hay que te impactan por su lenguaje visual.

Hay películas que te sorprenden y otras que te dejan indiferentes.

La hay que te cautivan y que no puedes dejar de verlas una vez tras otra.

Martín (Hache) para mi es de las que no puedo dejar de “escuchar” por lo menos una vez al año.

No recuerdo ninguna otra película en la que se digan mas cosas por minuto que en ésta.

Esta mañana me he despertado a las 5:50 pensando en ti y pensando en Martín (Hache).

Me despertó un pedazo del diálogo que me impactó la primera vez que lo escuché de la boca de Martín (el padre, no hache):

“Eso de extrañar, la nostalgia y todo eso es un verso. No se extraña un país, se extraña el barrio en todo caso, pero también lo extrañás si te mudás a diez cuadras. El que se siente patriota, el que cree que pertenece a un país, es un tarado mental. ¡La patria es un invento! ¿Qué tengo que ver yo con un tucumano o con un salteño? Son tan ajenos a mí como un catalán o un portugués. Una estadística, un número sin cara. Uno se siente parte de muy poca gente; tu país son tus amigos, y eso sí se extraña, pero se pasa.”

Nunca he acabado de entender a Martín padre (¿recuerdas que pongo la senyera por la diada? debo ser un tarado mental)

He intentado esquivar (o has esquivado) una conversación que me hubiese gustado tener contigo (sigo guardando la esperanza que podamos mantener alguna conversación con un mínimo de regularidad).

Debe ser muy duro emigrar, y más a la edad en que lo hiciste, dejando lugares y gente querida.

Creo que de haberme pasado a mí me perseguiría toda mi vida un sentimiento de ser incompleto, en el sentido que no podría sentirme ya jamás completo en ningún lado.

Perdona mi atrevimiento al hablar de este tema que me es tan ajeno, espero que no me lo tengas en cuenta.

Cómo no me he podido volver a dormir, he vuelto a poner la película, me quedan algo más de media hora para completarla de nuevo, he tenido que venir a trabajar, pero las palabras que contiene han vuelto a bombardear mi cabeza y me han vuelto a hacer pensar en miles de cosas.

No quisiera que te sintieras presionado por mis correos, si no te apetece leerlos por los motivos que sea, no lo hagas.

De la misma manera que yo siento un impulso irrefrenable de escribirte y compartir contigo reflexiones y sentimientos puede ser que a ti no te haga bien, no quisiera molestarte en lo más mínimo.

Copio algunas de las cosas que se dicen en la película y sobre las que llevo meditando largo tiempo (dependiendo del año y de las circunstancias las conclusiones han sido distintas).

Sobre la relatividad y las drogas (reflexión de Dante):

“Algunas te dan placer, pero no todas. Te pueden dar pánico o hacerte sentir una angustia insoportable. Yo no soy un adicto, Hache. Digo que soy un adicto para escandalizar a los pacatos, pero no es verdad. Me apasionan las drogas, he probado todas las que he podido conseguir. ¡Coño! Me fui a México nada más que para conocer el peyote; pero nunca lo he hecho para buscar el placer o para ser feliz o para no afrontar la vida. Las drogas son maravillosas porque te abren la mente, te hacen comprobar que la verdad no existe, que todo es relativo. La droga te da otra visión, otra dimensión, te hace ver que nada es lo que parece, que nada es. La única realidad es tu realidad y será lo que tú seas capaz de ver. Cuando te llegue el momento de probarlas no tengas miedo: eres un lúcido, eres inteligente, tienes el deber de hacerlo. Eso sí, no pierdas nunca el control. Mientras tú las controles no hay peligro, que no te controlen ellas a ti. Yo estuve enganchado con el caballo, con la heroína, y por poco no salgo. Lo dejé todo, me fui de Madrid, pasé seis meses en el infierno, pero pude salir: la mayoría no sale. Si te ofrecen, porque te van a ofrecer, ni se te ocurra aceptar, la mezclan con cualquier cosa, puedes palmar en un segundo. Si quieres probarla, lo harás conmigo, pero sería mejor si no lo hicieras... es demasiado buena. Además, no lo haría sin que lo supiera tu padre y no creo que él esté de acuerdo. Hache, ¿te importa volver solo al apartamento?” Dante se va a ligarse a un asiático que ha visto en el bar y que le ponía.

Diálogo entre Hache y Dante sobre sexo:

- Hache: ¿Sos activo o pasivo?

- Dante: Esas cosas a ti no te importan. No seas indiscreto.

- Hache: Desde chico, desde que más o menos supe que eras gay o algo así siempre quise saberlo. Pero si te importa, no me lo digas.

- Dante: Cuando un hombre se mete en la cama con otro hombre para hacer el amor es igual que con una mujer: haces todo lo que te da placer: haces… y dejas hacer.

- Hache: ¿Te gustan más los hombres que las mujeres?

- Dante: ¿En general dices? No. De qué sexo sean en realidad me da igual, es lo que menos me importa. Me puede gustar un hombre tanto como una mujer. El placer no está en follar. Es igual que con las drogas. A mí no me atrae un buen culo, un par de tetas o una polla así de gorda; bueno…, no es que no me atraigan, claro que me atraen, ¡me encantan! Pero no me seducen, me seducen las mentes, me seduce la inteligencia, me seduce una cara y un cuerpo cuando veo que hay una mente que los mueve que vale la pena conocer. Conocer, poseer, dominar, admirar. La mente, Hache, yo hago el amor con las mentes. Hay que follarse a las mentes.

Diálogo entre Hache y Alícia sobre la relación de ésta con su padre y de las relaciones en general (ella es mucho mas joven que él):

- Alicia: La culpa no es de él. Nadie tiene la culpa. En todo caso la culpa es mía por no aceptar las cosas como son, como sabia que iban a ser. Estaba claro que podíamos estar juntos un tiempo pero que no había futuro.

- Hache: ¿Por la edad?

- Alicia: Por la edad. Y porque estuvimos solos mucho tiempo y nos gusta hacer lo que nos de la gana sin que nadie nos controle. Tu viejo dice que despues de los 50 los amigos importan menos, las mujeres son bienvenidas y se van pronto, y que se disfruta de la soledad mas que de cualquier otra cosa. Estuvo todo claro desde el principio. No hubo trampas. Hubo una imbecil que bajo la guardia y se enamoro. Ahi se me fue todo a la mierda: la libertad, la independencia, la edad, todo. La chica perdio la cabeza por el muchacho, pero él no.

- Hache: Papá es un tipo muy cerrado, muy encerrado. Si te quiere no te lo va a decir nunca. Nunca te va a decir que te necesita, ni a vos ni a nadie.

- Alicia: Si no lo dice es porque no lo siente, o porque lo que siente no es tan fuerte y lo puede controlar. Ah pero basta no quiero hablar mas de esto porque se acabo. A joderse un tiempo y a empezar de nuevo. Poco tiempo, porque cuando quiero puedo ser muy puta. Si. Si tuvieras 10 años mas.. no, tanto no, 5, a esta altura podrías darte por violado.

- Hache: Yo también.

- Alicia: ¿Cómo yo también?

- Hache: Que sos muy linda...

Reflexión de Hache sobre lo que se espera de un post adolescente y lo que es vivir:

“Se acabó la libertad y empezaron las obligaciones. Hay que obedecer, hay hacer lo que se debe hacer, lo que hacen todos. O estudiás o trabajás, y si haces las dos cosas sos un ídolo, un ejemplo para la juventud. Si no hacés nada sos una mierda, te dan una patada en el culo y te borran. Aunque tu viejo te pueda mantener, si no estudiás tenés que trabajar, de lo que sea aunque te paguen a mangos. Eso es ser un esclavo, no independiente.”

La verdad es que después del correo del día siete no tenía la intención de volver a soltarte un rollo semejante.

Te pido disculpas nuevamente por volver a llamar sin permiso.

Hay cosas que de mucho decirlas parece que pierden el valor que realmente tienen o deberían de tener. Si supieras las pocas veces que digo de la manera que te digo que te quiero entenderías lo estúpido que me siento por echarte tanto de menos. Besos.

Enviado 17/10/2011

Epístolas R. ( 6 ) : Reflejos en un ojo dorado


Tú y yo tenemos una cosa en común: supimos mucho antes que otros quiénes somos, cómo somos, de lo que somos capaces y de lo que no.


No puedo pedirte que me digas quién eres, cómo eres y de lo que eres o no capaz.

Lo que si puedo, aunque me cueste, es desnudarme ante ti si creo que puede serte útil.

Cómo soy

Cuándo estudiaba en la universidad me pasaba todos los días, a las mismas horas, por los mismos sitios, haciendo las mismas cosas.

Había días que con una vez tenía suficiente, otros repetía una o varias veces.

Conocí gente de todo tipo, de todas las edades, de todas las culturas, de todos los estados civiles y de todas las sensibilidades.

Algunos desaparecían y no se les volvía a ver.

Otros desaparecían durante un tiempo para luego volver, a veces más tristes y castigados, otras más alegres y liberados.

Otros continuábamos acudiendo.

Con el tiempo han cambiado las formas y los lugares, las realidades siguen siendo las mismas.

Yo iba a lo que iba, intentaba no entablar demasiada relación con la gente, a pesar de ello a veces no conseguía evitar que alguno se acercase durante una temporada a desahogar sus frustraciones conmigo.

A mi siempre me gustó escuchar y no me importaba, de hecho me ayudaba a conocer como acostumbra a funciona el mundo y sobretodo reconocerme y reafirmarme.

Muchos me decía que les gustaría tener una pareja como yo, alguien que entendiera sus miserias y las aceptase, que así las cosas les resultarían más fáciles, pero enseguida los desmontaba cuándo me confesaban que no serían capaces de aceptar en su pareja lo que pedían para ellos.

Me felicitaban por mi claridad y transparencia, incluso algunos decían admirar la frialdad con la que afrontaba determinados asuntos, muy pocos o ninguno me preguntaba que es lo que yo quería o como me sentía, aunque realmente de ellos no me importaba.

Los fines de semana los pasaba con los amigos, en la disco, bebiendo, bailando, pero también el casa de alguno de nosotros, en el cine, en el parque, en una cafetería o a solas con alguno de ellos en el coche hablando sobre el firmamento, proyectos, amores que iban y venían, enfados entre ellos … risas, muchas risas y alguna lagrimilla, pero muy fugaz y siempre por algo de ellos (para lo mío he sido siempre mas de llorar a solas).

Me buscaban por mi empatía y según ellos, por mi capacidad para entender lo que no sabían explicar. No entendían como no podía tener pareja, ni nadie que me quisiera, con la cantidad de amor y buenos sentimientos que desprendía.

Decían que no me iba nada el mundo gay, que todo era muy frívolo, muy superficial, que debía buscar por otros lados, fuera del ambiente, y que sobretodo me buscase alguien mayor que yo, que la gente de nuestra edad no era madura y que no me convenían. Lo que realmente no entendían era lo que iba a hacer entre semana, todos los días, a las mismas horas, por los mismos sitios.

Quién soy

Mi padre es un amargado. Ha vivido una vida que no ha querido y no ha dejado vivir su vida a los demás. Se buscó una mujer a la que dejó de querer pronto, y unos hijos a los que cuanto más crecían, pensaban y actuaban libremente, menos quería. Ha vivido según lo establecido, aparentando lo que no era, buscando consuelo y desahogo fuera del hogar que nunca quiso suyo.

Mi madre es una sacrificada. Ha vivido por y para los demás, cuidando de un marido al que siempre quiso y dedicándose en cuerpo y alma a su madre y sus dos hijos. Girando la cabeza y cerrando los ojos para no sufrir más de lo que ella consideraba estrictamente necesario.

Con trece años, después de una discusión en casa, mientras me tapaba la cabeza con la almohada me prometí a mi mismo que no me casaría y que no tendría hijos nunca.

Con el tiempo fui matizando esa decisión hasta llegar a:

No basaré mi comportamiento en los convencionalismos sino en lo que sienta o piense.

Seré completamente sincero con la persona que ame.

No viviré con alguien a quien no quiera, o cuando deje de quererlo.

No sacrificaré mi esencia por amor, por cariño o por compañía, ni permitiré que otros hagan lo mismo por mí.

No tendré hijos si no estoy seguro de poder dar el mismo amor que he recibido de mi madre o de mi abuela.

Si tengo hijos tendré el mismo respeto por su esencia que la que he pedido siempre por la mía.

De lo que no soy o fui capaz

Durante una temporada estuve yendo por punto, arena y metro.

Sentía la necesidad de compartir algo más que charlas y encuentros sexuales.

No me resultó del todo satisfactorio pues resultó ser una extensión más de las experiencias que ya había establecido en las zonas de encuentro al aire libre.

Si me entraban los que buscaban polvo y no nos enrollábamos al momento me trataban de malos modos, me llamaban estrecho y se largaban.

Si me entraban pretendiendo buscar algo más, cuándo les informaba que no buscaba pareja decían, bueno pero siempre podemos tener una bonita amistad o follar. Se acababa en polvo o en nada.

Si entraba yo a alguien sin intención de sexo, cuándo llevábamos un tiempo conociéndonos se me acababa enamorando (o eso decían) y yo quedando como un cretino sin sentimientos.

A Jordi G. lo conocí mediante una revista de contactos.

Estuvimos una temporada viéndonos y compartiendo charlar, cines, cafés, compras, …

Durante este tiempo de conocimiento y amistad yo seguía manteniendo mis habituales encuentros sexuales, Jordi no.

La relación avanzaba hacía algo más que amistad, y yo consciente de ello hice que Jordi me acompañase a una zona de encuentros para que viera la parte de mi que no conocía.

Nos vimos un par de veces más. El me había dicho con anterioridad que estaba enamorado de mi, por mi parte fue la primera persona por la que sentí algo especial en ese aspecto.

Luego vinieron un par de relaciones más o menos afortunadas con chicos mayores que yo. Uno me usó como juguete a su capricho (yo era consciente y no me importó) y otro no soportaba saber que tenía relaciones fuera de la pareja, a pesar que él estaba casado.

A Natán lo conocí cuando él tenía diecisiete años. Su relación familiar y su entorno le hacía complicado aceptarse y le serví de excusa para coger las fuerzas que necesitaba.

Los dos primeros meses no tuve relaciones sexuales con otros y con él contadas, su formación religiosa le creaba serios problemas y yo lo respetaba.

Cuándo se fue de vacaciones con la familia aproveché para tener algún que otro encuentro.

Cuándo volvió me dijo que estaba dispuesto a todo por mi, yo supe que no era capaz de darle lo que el necesitaba a pesar que fue la primera persona de la que me enamoré.

Me insulto, me dijo que había abusado de él y que nunca le había querido.

Al cabo de un año lo busqué porqué necesitaba saber que las cosas le iban bien.

Todo esto pasó hace más de doce años.

De lo que soy capaz creo que puedes hacerte una idea (tanto de lo bueno como de lo malo), como el correo ya me esta saliendo un poco largo voy a dejarlo aquí.

En mi vida he tomado decisiones con los genitales, con el corazón o con la cabeza.

De ninguna de las decisiones que he tomado me arrepiento.

Lo que sé es que las decisiones realmente importantes no es bueno que se dejen en mano de los genitales ;)

Tenía muchas cosas que decirte y ganas que me dijeras otras muchas, siento que haya tenido que ser por aquí, pero sabes que soy de los que piensan que las cosas es mejor decirlas en el momento que tienen que decirse, o sino es mejor no decirlas.

A partir de ahora intentaré molestarte lo menos posible. Sabes donde encontrarme.

Todo esto lo hago porqué te quiero mucho y porqué aunque tu no quieras eres mi unicornio. Besos.

Enviado 07/10/2011

Epístolas R. ( 5 ) : Blade Runner 1993


Solía recordar el año 1993 como el peor año de mi vida.


Ahora sé que fue entonces cuando nací.

Fue el año que fallecieron los dos seres más extraordinarios que había conocido.

Fue el año en que me inicié sexualmente.

Fue el año que viendo el estreno de la versión del director de la película Blade Runner descubrí al unicornio.

Des de entonces ha habido días en los que creía ser un unicornio, días en los que los buscaba y días, la mayoría, que no creía en ellos.

Con el tiempo llegué incluso a olvidarme de esta leyenda.

Cuando te conocí vi oculta en tu mirada esquiva una luz tan bella, tan sabia, tan majestuosa que no he podido olvidar y que me llevó a buscarte insistentemente.

Pasaron los meses y me descubrí embobada mirando por la ventana del despacho como te alejabas de casa después de haber estado con mi marido.

Mi cuerpo tembló con tus pasos y mis ojos se empaparon sin yo poder evitarlo.

Volví nuevamente a buscarte y nuevamente no respondiste a la llamada.

Viniste a los pocos días oculto en tu disfraz de caballo salvaje.

Esta vez solo puede verte durante los segundos en los que bajaste la guardia cuando al quedarnos a solas estuvimos a punto de juntar nuestros labios.

Te llamé tres veces más, y tres veces más no apareciste.

Una imagen antigua de tu perfil me reveló tu autentica identidad, esa en la que había dejado de creer hacía años.

Al haber leído sobre ti, entendí que eras un ser libre y que era inútil que te siguiera llamando.

Me emocioné al pensar que debo ser alguien puro de corazón, pues fui capaz de verte en tres ocasiones.

A la vez me entristecí por no tener la suficiente bondad y ternura que me permitiesen tocarte.

Ayer me llamaste princesa.

Nunca me he considerado una dama hermosa, pero estoy dispuesta a darte mi cariño y mis cuidados si algún día te decides a empezar a frecuentar mi jardín.

Te quiero Unicornio.

Enviado 06/10/2011

Epístolas R. ( 4 ) : de la relatividad de las cosas y de abrazos


Sabía, incluso antes de escribirlo, que no te gustaría demasiado el correo de La Insoportable Levedad de ser R, pero tenía la esperanza de que acabases entendiendo (que no compartiendo) lo que pretendía decirte.


Del mismo me reitero en que los dos únicos errores que cometí fueron las prisas y el usarte con ejemplos mal afortunados.

Después de tu correo me di cuenta que no me había acabado de explicar bien, por lo que creo necesario algunas aclaraciones.

¿No te fijaste que se trataba del más impersonal de los correos que te había enviado y de las conversaciones que habíamos tenido?

A penas hay un par de pinceladas de lo que pienso yo, y está hecho a propósito, ya que justamente lo que quería mostrar es que, como sabes, hay múltiples formas de ver las cosas.

Empecé intentando hacer un silogismo, que es la forma de explicar las cosas que tiene el razonamiento deductivo, continué dándote la visión de un humanista e hice referencia al mito del eterno retorno y a las formas de afrontar la vida en base a la levedad o el peso.

Pero te olvidaste que yo no soy ni Aristóteles, ni Fromm, ni Kundera y que precisamente concluí el silogismo diciendo que afortunadamente no todo en la vida sigue las reglas del razonamiento lógico y que no creía en el mito del eterno retorno, entre otras cosas.

Por todo eso me sorprendió que no te gustase el correo por considerar que pretendía dar una única respuesta verdadera a cualquier cuestión que nos podamos plantear.

Soy de ciencias, pero también me he formado bastante en letras y si quieres te doy mi visión acerca de la relatividad de las cosas, la cuál es muy posible que no compartamos precisamente porqué las cosas son para cada uno de nosotros la percepción individual que tenemos de ellas, y ninguna es más valida o más verdadera que otra.

Con tu ejemplo recordé que precisamente estuve debatiendo con mi marido durante cuatro horas mientras cenábamos en Madrid hace años, sobre el 2 y su existencia antes o después del hombre.

Si es cierto que cuando defiendo mi postura me vuelvo bastante intransigente, también lo es que sólo en la proporción en que la persona que tengo enfrente no es capaz de admitir que mi visión puede ser tan valida como la suya.

Ahí va mi visión de la relatividad de las cosas:

Hay múltiples formas de explicar el 4.

Para algunos, la mayoría, y por costumbre, 4 será la suma de 2 + 2.

Pero 4 también es 1 + 1 + 1 + 1 ó 3 + 1 ó 6 – 2 ó … y así hay infinitas formas de llegar al 4, todas ellas igual de validas.

Incluso habrá gente que no sepa que es el 4.

O algunos que tengan una percepción errónea del mismo.

Pero ¿quién coño ha dicho que el 4 tenga que ser lo que la mayoría entiende por 4?

Igual 4 en realidad es un camello, un jarrón o el abrazo y el beso que me gustaría darte.

Ahora que ya conoces cual es mi visión de las cosas paso a temas más mundanos.

Que sepas que nunca me he sentido engañado por ti, de haber sido así no hubiera acudido día tras día a tu encuentro.

Lo único que llevo tiempo intentado hacerte comprender es que sabía que había mentiras y que no entendía tu insistencia en mentirme cuando ya te había dicho que no te ocultaras y que no me escondieras ninguna parte de ti, que te quiero.

Seguramente habrá cosas que no te gusten de ti que coincidirán con las que a mi no me gustan o gustaban de mi mismo.

Respecto al correo El río de la vida también veo que hay varias cosas en las que no acabé de explicarme bien.

Para que veas que tal vez tú, pese a tus reservas, sepas expresar las cosas mejor que yo.

No sé de donde has sacado que mi vida es un camino en busca de la felicidad.

Mi única pretensión o aspiración en la vida fue primeramente conocerme a mi mismo y luego el autocontrol de mis razonamientos, la canalización de mis emociones, y sobretodo el crecer como individuo.

Durante todo este tiempo he tenido momentos más o menos felices, en función de diferentes factores.

Los factores externos no pueden controlarse, puesto que no dependen de uno, pero los factores internos si.

He aprendido que si me esfuerzo para que los factores internos sean lo mas positivos posibles, si me predispongo a hacer las cosas tal y como siento que tienen que hacerse, tendré más posibilidad de estar cómo mínimo en un punto equilibrado.

Por ello creo que estoy preparado para quedarme sin nada o sin la persona que mas he querido.

Ya he sufrido varias ausencias, algunas irremediables, de personas a las que más quería en determinados momentos (mi mejor amigo, sin ir mas lejos, murió cuando teníamos dieciocho años, después de dos años horribles).

Me parece que con lo que te he dicho tienes la respuesta a lo que pasaría con mi felicidad cuando me quedase sin lo que mas quiero en el mundo.

Le debo ser lo que soy y como soy a mucha gente (maravillosa, normal y mala) que ha pasado por mi vida … a mi abuela le debo conocer la bondad y el amor sin reservas, a mi madre la entrega, a mi hermana el respeto, a mi padre conocer lo peor de mi y tener muy claro en lo que nunca quise convertirme, a Dani la lucha por la vida, a Esteve la amplitud de la amistad, a mis compañeras de trabajo lo mala que es la envidia, a Erik el equilibrio y la entrega, ... y así podría seguir y llenar un montón de agradecimientos.

El crecer no sólo es debido a lo malo que nos pasa, lo bueno también te ayuda mucho a encontrar tu propio significado de las cosas.

Sin ir más lejos te voy explicar lo que ocurrió el martes pasado.

Fuimos mi hermana, mi marido y yo con mi sobrina al parque que hay en la calle Cooperativa, después de estar jugando un rato con Laia me percaté que la Nau Gaudí estaba abierta y como hacía mucho tiempo que tenía ganas de visitar la exposición del Bassat dejé a los tres y entré en la sala.

Cuándo estaba prácticamente acabando mi visita mi sobrina empezó a llamarme por los cristales y a sonreírme.

Cuándo salí vino corriendo a mí y me dio un abrazo enorme.

Era la primera vez que me abrazaba sin pedírselo.

Mi hermana y mi marido me explicaron que cuándo se dio cuenta que no estaba con ella empezó a llamarme y a buscarme y que se vieron forzados a dejar de jugar a la pelota para llevarla conmigo.

Notar la ausencia de alguien, buscarlo con una sonrisa y fundirte en un abrazo cuando lo encuentras. Mi sobrina que no llega a los dos años me recordó lo que para mi significa el amor en estado puro.

Esta vez si que fui completamente feliz por unos segundos.

Sabes que te quiero. Besos.

Enviado 05/10/2011

Epístolas R. ( 3 ) : El río de la vida


Ayer al enviarte el correo cometí al menos un par de errores que espero estar aún a tiempo de enmendar.


Me precipité en su envió, las prisas no son buenas para nada (error número 1) y (error número 2), jamás debe usarse como ejemplo en el contenido al destinatario de lo escrito (en este caso el error es doblemente grabe puesto que no te conozco).

No creo que seas el destinatario adecuado de lo que viene a continuación, no porqué no seas capaz de entenderlo (siempre me has parecido, a parte de sensible, un tío inteligente), sino porqué en estos momentos nuestras vidas se encuentran dos puntos bastante alejados, y es que no dejan de ser diecisiete años lo que nos separa.

A pesar de ello (voy a mojarme nuevamente, ya que no puedo pretender que tu lo hagas), de igual manera que yo en algún momento he podido identificarme en tus actitudes (he tenido veinte años), tal vez tu hayas visto en mi, en mi marido, o en ambos, el reflejo de lo que podría ser tu vida de aquí a un tiempo (espero que no seamos un mal ejemplo para ti).

Con la idea de que en el caso que llegue a enviarte este correo cometeré un tercer error, probablemente aún más grabe que los anteriores, me dispongo a escribir sobre lo que realmente debí hacer ayer La insoportable levedad de ser yo mismo:

Desde donde me alcanzan los recuerdos, siempre he sido consciente de mi preferencia por los chicos y lo he vivido con total naturalidad, sin conflictos internos e intentando crear el mínimo de conflictos a mi alrededor.

En mi adolescencia, supongo que como casi todo el mundo, vivía según los cánones del romanticismo.

En aquella época esperaba que mi príncipe azul viniese cabalgando, me cogiese de la mano y me enseñara un mundo lleno de luz y de color.

(¿era feliz? No, pero creía serlo)

Cansado de esperar a que eso llegara, consciente de mi homoSentimentalidad, me fui un día a una zona cruising a comer un rabo. Era hora de explotar mi homosexualidad.

Durante años me dejé arrastrar por la corriente, disfrutando de los placeres que nos proporciona la vida y que la juventud nos permite, huyendo de compromisos a largo plazo, saboreando el momento, dejando que todo fluyera con naturalidad, no implicándome mas que lo estrictamente necesario ... como dice la canción de la Torroja: no es pecado capital el quererse sin querer.

Mi actitud era mas cercana a la Sabina de la obra de Milan Kundera, que no a la de Tomas, puesto que entonces no encontré, o simplemente no supe ver, a mi Teresa.

De esos años conservo una lista de más de setecientas relaciones sexuales, con más de seiscientas personas distintas, un par o tres de relaciones pseudo-sentimentales y a los mejores amigos que he tenido, tengo y tendré (y es que en aquel momento el vacío que podrían haber dejado el tipo de relaciones que mantenía quedaba sobradamente cubierto por el cariño y el afecto de la familia y sobretodo los amigos).

Hace años escribí al respecto: “Va ser llavors quan vaig trobar als amics, als d’ara, llavors i sempre, quan vaig escollir professió, vaig compartir el sexe, vaig buscar la fe en déu i la vaig perdre definitivament, quan vaig jugar a ser gran i vaig creixa”.

(¿era feliz? Empezaba a serlo, fue mi época de búsqueda y primeros encuentros)

Las cosas me iban bien, no podía quejarme, tenia un buen puesto, salud y las necesidad afectivas cubiertas, pero ...De repente un buen día me encontré opositando para una trabajo en el que llevaba tres años y del que nunca me había planteado si realmente me gustaba, viviendo con mis padres por el temor a dejar a mi madre falta de cariño y habiendo perdido a un par de las mejores personas que he conocido nunca (entre ellas Natán) por no querer ni saber amar.

(¿era feliz? No, pero como la vida me sonreía yo debía sonreírla)

Me di cuenta que si no quería que nada ni nadie escribiera mi propia vida era yo quien debía tomar las riendas de la misma.

Hice un listado de prioridades y me dispuse a rediseñar mi mundo.

Estaba dispuesto a soportar el peso de mi propio ser.

Gané las oposiciones para seguidamente aceptar un cambio de trabajo, me busqué piso y me dispuse a aprender a querer queriendo.

Pasó el tiempo. De cómo nos conocimos mi marido y yo, ya te he hablado ... por suerte lo encontré cuándo yo ya había aprendido a amar.

A él no le gusté, si hubiera dejado que la vida fluyera como en el pasado, sin mostrarle a él que quería conocerlo, sin mostrarme tal y como soy, sin disfraces, sin maquillaje, en la cuerda floja y sin red ... seguramente no habríamos sido nada más que una anécdota el uno en la vida del otro, de mi ni ser acordaría.

Des de entonces he ido enseñándole mi forma de amar (que no es ni mejor, ni peor que otra, simplemente es la que me es propia), el se dejó querer y con el tiempo llegó a quererme.

Seguramente si hablas con él te dirá que por su experiencia es mejor que no fuerces nada, que el amor no se busca (y eso es cierto porqué él el amor se lo encontró, yo tampoco busqué el amor, simplemente lo dí) y que es mejor que no te obsesiones y tal y tal ... es su experiencia y es feliz.

Éste último mes ha pasado algo que me he hecho ver la fragilidad de la felicidad de mi marido, y es que se sustenta en lo que le ha sido dado más que en lo que ha conseguido.

A él le gusta pensar que somos almas gemelas.

Yo creo que somos complementarios.

Hay momentos en que no para de repetirme que todo lo que sabe y lo que es ahora se lo he enseñado yo, que me quiere cada vez más.

Cuándo empecé a quererle lo hice libre y conscientemente.

No voy a dejarle nunca, en todo caso me dejará él cuando este río en el que fluye le traiga algo que yo no sea capaz de darle.

No voy a dejarle nunca porqué no podría dejar a la persona que mas he querido y quiero de este mundo desamparada, desconsolada o perdida.

No voy a dejarle nunca aunque haya encontrado algo por lo que me hubiese gustado luchar.

Aunque haya momentos que no pueda ser tan feliz como lo es él, sigue siendo la época más feliz de mi vida.

Igual ahora entiendas el significado del peso y la levedad del ser (si es que no lo habías entendido ya).

Mientras pienso si enviarte o no este correo iré al baño, fumaré un cigarrillo (nunca he fumado y hace años que no pruebo alguno), asistiré a una reunión que preveo conflictiva y me subiré los pantalones que últimamente se me están cayendo ...

Enviado 03/10/2011

Epístolas R. ( 2 ) : La insoportable levedad de ser R.


Siempre había pensado que una de las cosas principales que nos acercan o alejan los unos a los otros es la verdad que nos une, o lo que es lo mismo, la cantidad de mentiras que nos separan.


Si esto fuese realmente cierto, por mi parte ahora serias mi apéndice, pero miro a mis patas y no te veo, luego deben existir mentiras en ti que nos separan.

Gracias tendré que dar a la vida por no ser un silogismo, puesto que por causas que se escapan a la razón, cada vez te siento más presente.

Tal vez la explicación a todo esto sea que no me estés mintiendo a mi sino a ti mismo. En ese caso el problema sería considerablemente más preocupante.

La respuesta a la existencia humana o para que engañarnos, la respuesta a nuestra propia existencia, el porqué de nuestro yo individual, es lo que nos proporciona la verdadera felicidad y sabes que me inquieta que digas que no puedes ser feliz.

Erich Fromm consideró al amor como la respuesta a nuestra existencia, para él la necesidad más profunda del hombre es la de superar nuestro aislamiento y salir de la prisión de nuestra soledad.

Así un estado muy común de conexión ente el individuo y el mundo es el sexo o el contacto sensual con quienes nos son afines, el alcohol o las drogas (como deshinibidores que son) han sido usados con frecuencia para facilitar esta conexión.

Para que veas lo que me da por pensar cuando, a pesar de decirme que nadie te iba a hacer salir de casa, acabas quedando con Víctor o, sin ir tan lejos, el resacón con el que estabais ayer. Todo ello no son más que reflejos de la búsqueda de ti mismo y de tu felicidad.

Al igual que son formas de conexión con el mundo exterior lo que Fromm denomina la unión por conformidad (nos juntamos para conectar con aquellos que nos sentimos conformes, sirva de ejemplo el Pride Barcelona) y la actividad creativa, puesto que la persona que crea se une a su material, que representa el mundo fuera de él (cuando dibujes recuerda que el lápiz, el pincel, el papel, ... son el puente entre tú y todos nosotros).

Menudo tostón te estoy dando, cuándo lo único que pretendía decir es que en la vida te vas a perder y encontrar varias veces hasta que des con tu yo verdadero, el que te permita ser feliz.

O por lo menos eso espero, ya que hay gente que se pierde definitivamente por el camino, aunque en tu caso me da que lo vas a conseguir, y yo estaré donde quieras que esté, por si alguna vez me necesitas.

Por otro lado decirte que, a pesar que estés abierto y predispuesto a encontrar pareja, yo personalmente no creo que ahora mismo este preparado para ello.

Y es que no amamos correctamente hasta que no sabemos amarnos a nosotros mismos, y no nos amamos a nosotros mismos hasta que no nos encontramos, y cuando nos encontramos somos felices.

Cuando te vuelva a preguntar qué esperas de la persona con lo que compartirías tu vida espero que seas capaz de responder: que me deje quererlo como yo sé, y que me quiera de una forma similar.

O eso, o espero que encuentres a alguien que sea capaz y quiera realizar el esfuerzo de enseñarte a amar adecuadamente. En esto haces bien en buscar a gente más adulta, puesto que existe más posibilidad de que hayan aprendido, pero sabes que la edad no es garantía de nada.

Para ir acabando, por el momento y mientras me dejes, me gustaría hablarte de La insoportable levedad del ser, un libro de Milan Kundera que intenté leer sin existo durante los descansos entre clase y clase en la universidad (se me hacía muy pesado a pesar de que la historia me interesaba) hasta que decidí tomar la directa y ver la película con Daniel Day-Lewis y Juliette Binoche.

Me avergüenza admitirlo pero es lo mismo que me ha pasado con Muerte en Venecia, Ana Karenina, A Sangre Fria o La Noche de la Iguana entre otros. Una pena que a Thomas Mann, Leo Tolstoy, Truman Capote o Tenessee Williams solo los conozca interpretados.

En definitiva se trata de una historia de amor, sexo, celos, traiciones y muerte, de las debilidades y las paradojas de la vida cotidiana entre dos parejas cuyos destinos están continuamente entrelazados.

Teresa ama a Tomas y siente celos porqué el tiene un irrefrenable deseo de estar con otras mujeres, a pesar que Tomas ama profundamente a Teresa.

Sabina, una de las amantes de Tomas que está emparejada con Franz y está continuamente buscando la libertad, huyendo de compromisos.

Finalmente Teresa y Tomas acaban juntos, olvidándose él de las relaciones con otras mujeres, pero es entonces cuando fallece por accidente y Sabrina se da cuenta por primera vez, que sentía por Tomas algo más amistad y que lo amaba (ella que huía de compromisos) y que no solo lo amaba a él, sino también a Teresa.

Te preguntaras porque te cuento esta historia y es que mas allá de esto, en la novela se habla del Eterno Retorno, de lo que te he estado contado de el reencuentro con uno mismo en busca de la madurez, de la toma consciente de decisiones.

También habla de la contradicción, que realmente no es tal, entre la levedad y el peso.

El mito del Eterno Retorno, el saber que las cosas se van a repetir un número indefinido de veces, hagamos lo que hagamos, y que no vale la pena tomar decisiones.

La carga que supone el ser consciente de uno mismo y el tomar las riendas de nuestras vidas, es la que puede permitirnos vivirla en plenitud. Cuánto más pesada sea esa carga, más real y verdadera será nuestra vida.

Luego hay personas que viven sin problemas, sin carga y sin peso, esperando que todo se solucione solo. Estos no viven una vida real, por lo menos no su vida.

Yo particularmente no creo que todo este escrito y que estemos condenados a repetir continuamente nuestra vida.

El Eterno retorno sólo me gustaría que fuese cierto para volver a repetir esos dos momentos en los que estuvimos juntos, aunque para ti fuesen sólo un par mas de encuentros organísticos.

Espero que nuevamente disculpes mi atrevimiento.

PS. Menudo tostón de correo que me ha salido. No suelo ponerme tan trascendental, de hecho siempre suelo reírme de lo trascendental … tendré que compensarlo en un próximo correo.

Igual te escribo más para hablarte del unicornio de Blade Runner, o de la familia (tema hijos incluidos) ya que parece ser un tema que te interesa.

Enviado 02/10/2011

Epístolas R. ( 1 ) : Cosas que quiero decirte



La otra noche estuve viendo Things I Never Told You de Isabel Coixet. Hará como 14 años que la vi por primera y única vez hasta ahora.
Yo tenía veint y pocos años y los personajes treinta y tantos.

Parece mentira que diferentes se ven las cosas con la perspectiva de los años y el solaje del transito vital de cada uno.

No sé si conocerás la película, básicamente trata de una chica a la que su novio la abandona por teléfono, de improviso, aprovechando que él esta de viaje de negocios en Europa, dejándola sola en una ciudad a la que había ido a vivir por él y no teniendo el tiempo necesario para decirle lo mucho que le amaba y lo importante que era para ella.

Por ello decide grabar unos videos caseros diciéndole las cosas que nunca antes le había dicho, al tiempo que hace uso del teléfono de la esperanza, donde colabora un chico, que incapaz de ser feliz, se dedica a ayudar a la gente desesperada que hace uso de este servicio.

Por casualidades de la vida, y porqué se trata de una película, para que vamos a engañarnos, estas dos personas coinciden y acaban teniendo un único encuentro.
Para ella es solo una excusa para grabarlo en video y enviárselo a su ex, darle celos y hacerle daño.

Para él se trata de una nueva oportunidad, después de muchos años, de encontrar el amor y ser feliz junto a una persona que se le antoja afín.

A su alrededor se mueven otros personajes como un hombre con depresión crónica empeñado en que su mujer le quiere dejar por otro, hasta que lo consigue, un homo que se cambia de sexo para agradar a su pareja y cuando lo hace le abandonan, el padre del protagonista que lleva con su mujer en coma desde hace años y lo único que busca en este mundo son los abrazos que hace tanto que no recibe, el vecino de la protagonista que esta enamorado en secreto de esta y le visiona las cintas que graba en vez de enviarlas al novio y la compañera de trabajo de ella que tiene una relación de pareja con continuas rupturas y reencuentros.
Como ves se trata de la misma historia de siempre de soledades, amores y busqueda de la felicidad.

No voy a contarte como continua y como acaba, por si no la has visto y alguna vez te apetece hacerlo.

Sólo explicarte que lo que me recordó esta película es que cada cosa tiene su tiempo y su momento, que cosas que en un momento determinado nos pueden parecer muy importantes, luego no lo son, que las cosas las tenemos que aprender a decir en el momento adecuado y sino no vale la pena decirlas ...

Hace unas semanas se puso en contacto conmigo el que fue mi amor inconexo (o sea, no correspondido), se preocupó por un estado que había puesto por el facebook y después de conversar con él por unos pocos minutos (no lo habíamos hecho en los últimos diez años), me di cuenta del mucho aprecio (diría que hasta admiración) que me tenía e incluso de la influencia que esos meses de conversaciones y desamores había tenido en su vida.

Fue agradable saber que tanto sufrimiento sirvió para algo, y es que nunca en mi vida he sufrido más que el tiempo que estuve enamorado de este chico.

Cuándo lo agregué al facebook hace unos pocos años y puede ver su vida (no le va nada mal, la verdad sea dicha) me sentí contento por él.

Al ver sus fotos, su mundo, y su muro, me di cuenta de lo poco que habríamos encajado y que lo que antes admiraba de él (talento, gusto por la cultura, empatía, altruismo, ...) ahora me resultaba sumamente desagradable. Había pasado de la originalidad y la excentricidad directamente al mal gusto.

Después de esos minutos de conversación también me di cuenta que era feliz, pero que él creía que mi felicidad era mucho mas completa que la suya.

Este chico ahora tiene 35 años y lleva unos 6 años con su pareja actual, después de varios intentos fallidos de reintentos con su primera pareja (época en lo que lo conocí) y otra relación de dos o tres años. Su pareja tiene una edad similar, son pareja cerrada. A pesar que a él le gustaría y siente la necesidad de tener sexo con otros, lo máximo que tiene permitido es tonteo por internet, tiene la sensación que de seguir así se convertirá en un viejo verde (por lo menos eso me dijo).

A mi marido lo conocí un domingo por la tarde, de esos que estas aburrido y buscas encontrar a alguien con quien ir a dar una vuelta, tomar un café e intercambiar experiencias.
Llevaba un par de meses conversando por chat con él, él tenía pareja, ese domingo hacía poco que lo habían dejado y le propuse quedar.

Él vino al encuentro con la única intención de tener sexo, estaba entre quedar conmigo o un chico mas joven y guapo de Argentona (todo esto lo supe después).

La comodidad de que yo estuviera en Mataró fue lo que hizo decantar la balanza.

Fuimos a dar una vuelta y a tomar un café, me encantó su sonrisa y la ilusión con la que miraba la vida.

Él recién había acabado la carrera, empezado a tener relaciones sexuales y estaba buscando trabajo.

Yo ese día no tenía coche porqué hacia poco que había tenido un accidente (que se quedó solo en un susto por lo que podía haber sido), ni casa propia, porqué a pesar de los 28 años aún vivía en casa de mis padres, estaba buscando piso (lo había retrasado durante mucho tiempo porqué no quería dejar a mi madre sola con un marido que nunca la había querido ni respetado).
Lo único que hicimos ese día fue darnos par de besos furtivos (los cuales no le gustaron porqué le recordaron a su ex-chica, con la que estuvo cuándo aun no se había planteado su sexualidad) y algo de sexo oral.

Le acompañé a casa (el vivía cerca de donde vives tu, y yo en la otra punta de Mataró), cuándo lo dejé sentí algo similar a lo que debió sentir el protagonista de la película que te he hablado, él en cambio se dijo a si mismo que no volvería a quedar conmigo.

Seguimos hablando por chat y a la semana siguiente me dijo que le acompañara al cine (ningún amigo suyo quería ir a ver la película, y no había encontrado a nadie más que le acompañara).

Se pasó toda la película yendo al baño a mear. Llegué a pensar que tenía gonorrea o algo, porque no era normal lo suyo.
Luego vinieron cenas, teatros, paseos, más cines.

Con el tiempo, según me ha dicho, piensa que el motivo de ir tantas veces al baño debió ser que empezó a sentir algo por mi en ese momento.

Desde entonces hemos estado siempre juntos, y en ningún momento he sufrido por nuestro amor.

Nunca nos hemos planteado cuanto va a durar nuestra relación, lo que si hemos hablado es de que pasaría si alguno de los dos dejara de amar al otro, y creemos que lo dejaríamos con la misma naturalidad que lo empezamos todo.
No pienses que te cuento todo esto porqué me guste hablar de mi, o ponerme como ejemplo, sino todo lo contrario.
El otro día te recomendé la serie Six Feet Under, si tienes ocasión mírala ... comprobarás lo que ya debes saber, que hay tantas formas de amar y de ser feliz como personas viviendo o sobreviviendo en este mundo.

Que no hay modelos a seguir, ni reglas, ni tabús ... que eres tu mismo el que debe saber y ser consciente de que vas a amar y de lo que te hace feliz.

Y sobretodo que no debes perder ni un minuto de tu tiempo, que estamos de paso, que en cualquier momento ya no estamos aquí y que seria muy triste irse de este mundo sin haber amado lo suficiente.

Amar es lo que nos hace humanos y el ser humano es mucho más feliz cuanto más ama, porqué forma parte de nuestra esencia.
Así que, si crees que es Víctor el que te puede hacer feliz, ámalo y no te importe si tiene o no pareja, o lo que puedan opinar los demás ... pero hazlo libre y conscientemente, sabiendo que igual que puede hacerte feliz, puede hacerte daño en la misma proporción. Luego que dure lo que haya que durar.

La felicidad va a estar siempre al alcance de tu mano, solo hace falta que estires el brazo para agarrarla.

Y esto son las cosas que quería decirte.

Te quiero R. Disculpa mi atrevimiento.

Enviado 26/09/2011

Epístolas R. ( 0 )

Aviat farà un any vaig començar a enviar tot un seguit de correus electrònics del que majoritàriament mai no vaig rebre resposta.
D'aquesta correspondència unidireccional faré publicació en aquest blog, que tenia abandonat des de fa anys, doncs després d'una relectura amb el pas dels mesos m'ha fet creure que el destinatari podria passar de ser únic a prendre un caire més generalitzat.
Per no perdre l'origen de les reflexions que compartiré, aquestes quedaran agrupades sota el títol genèric de Epístolas R.
La correspondència es va realitzar en espanyol i així es mantidrà.

14.12.08

MAI GÜEI


6/ DELS 26 ALS 30 ANYS

Sempre havia imaginat com seria el mon i com viuria jo en ell l’any 2000.

Qui dels nascuts a la segona meitat del segle XX no s’ho havia plantejat?

Doncs va arribar l’any 2000 i no havien cotxes voladors ni replicants com els de Blade Runner.

Tant en Harrison Ford com jo ens havíem envellit i engreixat, i jo ni tan sols havia marxat de casa els pares, ni havia format una família, ni tenia estabilitat laboral.

Van passar uns anys de neguits, incerteses i d’amors inconnexes, però l’any 2004 ja havia aconseguit omplir totes les mancances que el passat segle no havia pogut o sabut resoldre:

Vaig trobar el veritable amor que em va rejovenir i millorar considerablement l’aspecte físic.

Vaig marxar a viure a un pis de lloguer, primer sol i després ben acompanyat.

Vaig guanyar les oposicions per la meva plaça però vaig marxar a una empresa municipal que em permetia obrir nous camins professionals.

Què més podia demanar a la vida? (Això serà objecte d’altra capítol d’aquestes memòries, ho sento)

Billy Elliot, Moulin Rouge, Las Horas, Kill Bill ... aquest anys es seguien fent bons films, tot i que em quedo amb els clàssics dels anys 30-50.

Les sèries de televisió van començar a viure la seva millor època sorgint productes com Los Soprano, Deadwood, 24, Lost, Queer as folk, ...

New York, els nova yorkesos i la resta del món, van canviar per sempre amb la caiguda de les torres bessones.

Aqui van ser els anys de la foto de les Azores, del NO A LA GUERRA, del lamentable atemptat islàmic a Madrid i de l’esfondrament del Prestige i del PP.